FARO DE VIGO

30 abril 2012

 

Endocrinos gallegos tachan de frivolidad la nutrición artificial para perder peso

Los doctores alertan de las graves consecuencias de la última "dieta milagro", en la que la persona se alimenta por la nariz con una sonda, similar a la de enfermos en coma

 

 

El éxito que en Estados Unidos está teniendo la nutrición enteral o artificial como método para adelgazar ha vuelto a poner sobre la mesa los riesgos de las denominadas dieta "milagro". Bautizada allí como dieta KE (Ketogenic Enteral), este método promete una pérdida del 10% del peso en 10 días, alimentando al paciente a base una solución de aminoácidos, vitaminas y minerales a través de un tubo nasogástrico que ha de llevar puesto 24 horas al día durante todo el tratamiento. A pesar de su aparatosidad, sin embargo, no es más que una vuelta de tuerca de las dietas cetogénicas, destinadas a generar una situación de cetosis similar a la del ayuno, como las ya famosas Atkins, Dukan, Stillman, Weigth-Watcher y South Beach, entre otras. Tampoco es un "invento estadounidense", ya que se practica en Europa desde hace varios años. Sin ir más lejos, la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) salía hace un mes a la palestra para advertir sobre los graves peligros de este método después de que una conocida clínica de cirugía estética barcelonesa la incorporase a sus servicios prometiendo una pérdida de peso de entre 3 y 15 kilos en 24 días.

 

Para Albert Goday, vicepresidente de la SEEDO y jefe de la Sección de Endocrinología del Hospital del Mar de Barcelona, califica esta dieta de aberración y recuerda que no hay ningún estudio científico que avale ni su eficacia ni su seguridad, mientras que son muchos los riesgos a los que se expone el paciente, especialmente si tiene ya algún problema de salud de base.

 

"Introducir un tubo por la nariz hasta el intestino delgado puede conllevar complicaciones. Es el método que tenemos para que personas que no pueden alimentarse a causa de una enfermedad., pero, independientemente de que se trate de una dieta cetogénica, que se publicite este método de nutrición diciendo que te va a dejar guapísimo nos parece una frivolidad", sostiene Goday.

 

El especialista asegura que la nutrición enteral es un método demasiado agresivo para los objetivos que persigue. "Esta dieta no evidencia que sea superior a una convencional y entra en la parafernalia de las dietas ´milagro´, pero esta sin poner ni siquiera al paciente delante del plato", denuncia.

 

Ricardo García-Mayor, jefe del servicio de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (CHUVI), coincide en que esta dieta no es efectiva. "Es poco ambiciosa respecto a la pérdida de peso ni tan siquiera a corto plazo", asegura. Tampoco, una novedad. "Cualquier dieta que restringe de forma importante la ingesta de hidratos de carbono da lugar a la producción de cuerpos cetónicos por parte del hígado como producto de la combustión parcial de las grasas en ese órgano. El aumento de los cuerpos cetónicos quita el apetito y esta es la base de la famosa dieta Atkins, por ejemplo", expone el especialista gallego.

 

Según García-Mayor, cualquier dieta cetogénica provoca deshidratación, que afecta principalmente al riñón. "Al ser dietas desequilibradas en cuanto a los principios inmediatos producen deficiencias de todo tipo. El hígado se ve forzado a producir glucosa por vías alternativas a la glucogenolisis, la neoglucogénesis, para lo que el organismo utiliza proteínas (músculo) y grasa.

 

El endocrino asegura que lo mejor para perder peso y mantenerlo después es acudir al especialista para someterse a una evaluación que determine qué factores causan el aumento de peso. "Para quien requiera perder peso y mantener el perdido no son válidas ninguna de las "dietas rápidas" que como su nombre lo indica son rápidas tanto para perder como para recuperar el peso perdido", afirma.

 

Además de que las dietas hipocalóricas perjudican al sistema autoinmune, y pueden provocar intolerancia a la glucosa, hipertensión, arritmias cardiacas, envejecimiento prematuro, pérdida de masa corporal, artrosis, deshidratación y aumentar los niveles de colesterol, tienen el inconveniente de l"efecto yo-yo", que se traduce en un aumento de masa grasa y pérdida de masa muscular, ya que ante la falta de aportación calórica el cuerpo aprende a aprovechar al máximo los recursos, algo que continúa haciendo cuando se vuelve a una dieta normal.

 

Amil López Viétez, nutricionista y autora de la "Dieta coherente", asegura que estas dietas modifican el metabolismo, ralentizándolo, y que es la razón que explica que si estas dietas son habituales terminen perdiendo efectividad. "A la consulta viene mucha gente que dice que ha probado de todo y que no consigue adelgazar. Y es que su organismo procesa con más lentitud. Pero es que además, llegan con problemas de colesterol, hipertensión... La alimentación es la mayor medicina del cuerpo humano. ¿Perder peso? Sí, pero nunca a costa de la salud", dice.